Por Edilberto Ríos
LA PELOTA TARASCA
La pelota tarasca, que se juega en Michoacán y guerreo, enfrenta equipos de 4 jugadores; en la zona de saque hay una piedra o base llamada “botadera”, en ella dejan caer la pelota y al momento del bote ésta se golpea con la mano. Se juega a mano limpia, pero los jugadores llevan un pequeño trozo de madera llamada “puño” que sostienen con la mano y les sirve para afianzar el golpe. Las pelotas utilizadas son de tenis, pero han sido limadas cuidadosamente. La puntuación, como en casi todos los juegos de pelota de origen prehispánico, no es fácil de llevar.
EL ULAMA
En el noroeste del país, el juego de pelota practicado es el ulama. El juego se refugio en un puñado de distritos del estado de Sinaloa; no se sabe exactamente como llego a esta región, lo cierto es que el nombre derivo del náhuatl ullamaliztli como muchos otros términos de este deporte y cuyos practicantes se sientes profundamente orgullosos de su origen.
Tradicionalmente se jugaban tres modalidades de ulama: la de cadera, la de antebrazo y la que se practicaba con un palo. A mediados del siglo XX el juego gozo de una enorme popularidad.
En el ulama de antebrazo se enfrentan equipos formados por 3 jugadores o más, el sistema de puntuación es tan complicado que solo los que dominan el juego saben a ciencia cierta cual es el marcador del partido, lo cierto es que no hay empates y las dudas son resueltas por un veedor. El ulama en todas sus modalidades requiere de una gran destreza, hay que saber llamar las jugadas, incluso, distraer o engañar al jugador contrario con gritos o jugadas falsas.
Los jugadores se distribuyen en el terreno de juego, llamado taste. El balón, de hule, tiene unos 25 centímetros de diámetro y pesa más de 3 kilos. Los jugadores sólo pueden golpear la pelota con la parte del cuerpo correspondiente a la modalidad a la que se juega. La puntuación varía según la práctica y el sistema de apuesta.
La difusión de otros deportes y el mejoramiento de los caminos hicieron que en los años de 1960 el gusto por el ulama se perdiera un poco entre las nuevas generaciones, fue la tenacidad de los viejos jugadores lo que lo saco a flote. Hoy, en Sinaloa existe una asociación que agrupa a todos los practicantes de ulama en el estado.
El ulama de cadera es quizá el más espectacular de los juegos de pelota de origen prehispánico y el más parecido en su ejecución al que practicaban los antiguos mexicanos.
Como todo juego, el ulama, la pelota mixteca y la tarasca, ganar o perder no es tan importante como la celebración del juego que es, en el fondo, un rito, una forma de vivir e incluso de morir.
......... EL JUEGO DE PELOTA,
......... UN DEPORTE MILENARIO
En toda Mesoamérica, el juego de pelota fue una práctica común de los pueblos prehispánicos, las más de 1200 canchas encontradas en la zona, dan cuenta de la importancia ritual y religiosa del juego, cuyo nombre en náhuatl es tachtli y que se jugaba con la cadera y, de acuerdo a los cronistas, en canchas con anillos y sin estos.
Este juego se inicio desde los tiempos más remotos de la época prehispánica; las canchas más antiguas se remontan a la época de los Olmecas, éstas fueron de forma simple, con muros de tierra. Era jugado con una pelota grande y sólida de caucho, en un patio construido especialmente, entre dos equipos opuestos.
En el Periodo Clásico (300 a.C - 1000 d.C., aprox.) se han encontrado patios de mampostería con superficies inclinadas por toda Mesoamérica, excepto en Teotihuacan, donde se cree que los sectores hundidos de la Calle de los Muertos pudieron desempeñar el papel de canchas para el juego.
El juego de pelota entre los nahuas estaba relacionado con el culto solar, puesto que los antiguos mexicanos consideraban su deber ayudar al astro rey en su camino; por eso mismo, el juego tenía relación con los sacrificios humanos: la sangre del jugador sacrificado (al parecer, el perdedor) alimentaba al sol y aseguraba que sus rayos siguieran alumbrando la tierra.
Es muy poco lo que se sabe sobre las reglas y la forma en que se ganaban puntos, lo que si se conoce es que no se podía tener en la mano la pelota durante el juego y los mejores tiros se hacían con la cadera.
Los jugadores estaban vestidos con un cinturón ancho y pesado hecho de madera y cuero, llevaban protectores en las caderas y rodillas y, en algunas zonas, también cascos. Pese a todo ello, el juego resultaba muy peligroso por la velocidad y peso de la pelota.
LOS JUGADORES DE HOY
En la actualidad, pocas son las regiones en donde aún se practica este juego; Zacatecas, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, incluso en la Ciudad de México, son algunos estados en los que observamos personajes practicando este milenario juego. Sin embargo, los juegos de pelota de origen prehispánico que aún se conservan, están íntimamente ligados a la tradición popular y de alguna manera, son un puente que une el pasado de México con el presente.
La permanencia de los juegos de pelota de origen prehispánico y su práctica en espacios urbanos, ha contribuido a reforzar la identidad de algunos migrantes indígenas; buena parte de los jugadores que emigraron a la ciudad encuentran en el juego un elemento que los identifica como miembros del grupo.
LA PELOTA MIXTECA
Uno de los principales juegos que aún se practica es la pelota mixteca, ésta se juega con unos guantes que van de 3 a 5 kilos de peso, aunque a principios del siglo XX el juego se realizaba a mano limpia; con el paso del tiempo los guantes adquirieron peso y esto obligo a cambiar las reglas del juego y la técnica utilizada. Se enfrentan dos equipos de 5 jugadores y los juegos están sancionados por un juez conocido como “chacero”.
En el deportivo Carranza, en el corazón de la Ciudad de México, desde 1940 migrantes michoacanos y mixtecos practican el juego de pelota, la mayoría son comerciantes que, al terminar sus labores, se dan cita en esta cancha. Juegan y permiten la convivencia entre ellos manteniendo sus tradiciones como la comida, historias y el mismo juego de pelota.
Los primeros indígenas que llegaron practicando este juego a la ciudad fueron migrantes oaxaqueños, que en 1929 comenzaron a realizar este deporte en la capital.
Este juego se inicio desde los tiempos más remotos de la época prehispánica; las canchas más antiguas se remontan a la época de los Olmecas, éstas fueron de forma simple, con muros de tierra. Era jugado con una pelota grande y sólida de caucho, en un patio construido especialmente, entre dos equipos opuestos.
En el Periodo Clásico (300 a.C - 1000 d.C., aprox.) se han encontrado patios de mampostería con superficies inclinadas por toda Mesoamérica, excepto en Teotihuacan, donde se cree que los sectores hundidos de la Calle de los Muertos pudieron desempeñar el papel de canchas para el juego.
El juego de pelota entre los nahuas estaba relacionado con el culto solar, puesto que los antiguos mexicanos consideraban su deber ayudar al astro rey en su camino; por eso mismo, el juego tenía relación con los sacrificios humanos: la sangre del jugador sacrificado (al parecer, el perdedor) alimentaba al sol y aseguraba que sus rayos siguieran alumbrando la tierra.
Es muy poco lo que se sabe sobre las reglas y la forma en que se ganaban puntos, lo que si se conoce es que no se podía tener en la mano la pelota durante el juego y los mejores tiros se hacían con la cadera.
Los jugadores estaban vestidos con un cinturón ancho y pesado hecho de madera y cuero, llevaban protectores en las caderas y rodillas y, en algunas zonas, también cascos. Pese a todo ello, el juego resultaba muy peligroso por la velocidad y peso de la pelota.
LOS JUGADORES DE HOY
En la actualidad, pocas son las regiones en donde aún se practica este juego; Zacatecas, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, incluso en la Ciudad de México, son algunos estados en los que observamos personajes practicando este milenario juego. Sin embargo, los juegos de pelota de origen prehispánico que aún se conservan, están íntimamente ligados a la tradición popular y de alguna manera, son un puente que une el pasado de México con el presente.
La permanencia de los juegos de pelota de origen prehispánico y su práctica en espacios urbanos, ha contribuido a reforzar la identidad de algunos migrantes indígenas; buena parte de los jugadores que emigraron a la ciudad encuentran en el juego un elemento que los identifica como miembros del grupo.
LA PELOTA MIXTECA
Uno de los principales juegos que aún se practica es la pelota mixteca, ésta se juega con unos guantes que van de 3 a 5 kilos de peso, aunque a principios del siglo XX el juego se realizaba a mano limpia; con el paso del tiempo los guantes adquirieron peso y esto obligo a cambiar las reglas del juego y la técnica utilizada. Se enfrentan dos equipos de 5 jugadores y los juegos están sancionados por un juez conocido como “chacero”.
En el deportivo Carranza, en el corazón de la Ciudad de México, desde 1940 migrantes michoacanos y mixtecos practican el juego de pelota, la mayoría son comerciantes que, al terminar sus labores, se dan cita en esta cancha. Juegan y permiten la convivencia entre ellos manteniendo sus tradiciones como la comida, historias y el mismo juego de pelota.
Los primeros indígenas que llegaron practicando este juego a la ciudad fueron migrantes oaxaqueños, que en 1929 comenzaron a realizar este deporte en la capital.
LA PELOTA TARASCA
La pelota tarasca, que se juega en Michoacán y guerreo, enfrenta equipos de 4 jugadores; en la zona de saque hay una piedra o base llamada “botadera”, en ella dejan caer la pelota y al momento del bote ésta se golpea con la mano. Se juega a mano limpia, pero los jugadores llevan un pequeño trozo de madera llamada “puño” que sostienen con la mano y les sirve para afianzar el golpe. Las pelotas utilizadas son de tenis, pero han sido limadas cuidadosamente. La puntuación, como en casi todos los juegos de pelota de origen prehispánico, no es fácil de llevar.
EL ULAMA
En el noroeste del país, el juego de pelota practicado es el ulama. El juego se refugio en un puñado de distritos del estado de Sinaloa; no se sabe exactamente como llego a esta región, lo cierto es que el nombre derivo del náhuatl ullamaliztli como muchos otros términos de este deporte y cuyos practicantes se sientes profundamente orgullosos de su origen.
Tradicionalmente se jugaban tres modalidades de ulama: la de cadera, la de antebrazo y la que se practicaba con un palo. A mediados del siglo XX el juego gozo de una enorme popularidad.
En el ulama de antebrazo se enfrentan equipos formados por 3 jugadores o más, el sistema de puntuación es tan complicado que solo los que dominan el juego saben a ciencia cierta cual es el marcador del partido, lo cierto es que no hay empates y las dudas son resueltas por un veedor. El ulama en todas sus modalidades requiere de una gran destreza, hay que saber llamar las jugadas, incluso, distraer o engañar al jugador contrario con gritos o jugadas falsas.
Los jugadores se distribuyen en el terreno de juego, llamado taste. El balón, de hule, tiene unos 25 centímetros de diámetro y pesa más de 3 kilos. Los jugadores sólo pueden golpear la pelota con la parte del cuerpo correspondiente a la modalidad a la que se juega. La puntuación varía según la práctica y el sistema de apuesta.
La difusión de otros deportes y el mejoramiento de los caminos hicieron que en los años de 1960 el gusto por el ulama se perdiera un poco entre las nuevas generaciones, fue la tenacidad de los viejos jugadores lo que lo saco a flote. Hoy, en Sinaloa existe una asociación que agrupa a todos los practicantes de ulama en el estado.
El ulama de cadera es quizá el más espectacular de los juegos de pelota de origen prehispánico y el más parecido en su ejecución al que practicaban los antiguos mexicanos.
Como todo juego, el ulama, la pelota mixteca y la tarasca, ganar o perder no es tan importante como la celebración del juego que es, en el fondo, un rito, una forma de vivir e incluso de morir.
Derechos Reservados, México 2008 ®
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